![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() SDR-4X, también conocido como QRIO en su versión comercial, tiene la capacidad de aprender a levantarse por si solo, realizar bailes complejos, reconocer figuras y trasmitir lo aprendido a otros modelos similares. |
Cuando se habla de talento en la industria del entretenimiento, se observa que se siguen los principios de la administración tradicional para dirigir esta actividad. Sin embargo, conforme dicha industria comienza a llenarse de esta clase de propuestas heredadas de la revolución industrial, donde el empleado es un recurso, humano pero recurso (como un repuesto que es descartable y reemplazable), y los clientes son un mal necesario para hacer dinero, las personas comienzan a ser secundarias bajo una visión maquinocéntrica y deshumanizada. La falta de destrezas y habilidades en una obra de entretenimiento generalmente tienen un impacto sobre los negocios, porque se afecta la calidad del entretenimiento, una calidad que no es repetible ni tangible para el que no entiende de talento.
Hace un tiempo la novedad fue el uso intensivo de efectos visuales o sonoros digitales y la gente pagaba por verlos, aunque no tuviesen una buena trama, aunque las actuaciones fuesen deficientes, aunque la obra fuese aburrida. Pero como toda moda pasa, en el momento en que termina, la burbuja se rompe.
Contrario a otros negocios, las recetas no repiten su éxito en el arte.
La renovación de propuestas en el arte es lo que mantiene arriba a esa industria.
Por eso los refritos gozan de una pobre reputación.
Un gerente que no sea consumidor de entretenimiento no puede entender su negocio.
Un ejecutivo de la industria de juegos debe dedicar menos tiempo a jugar golf y más tiempo a los juegos de video, contrario a la práctica común.
La administración en la industria artística es un negocio de administrar talentos, no máquinas.
Usted no puede sustituir a un Steven Spielberg, a un Picasso, a un Walt Disney. En cambio una máquina puede ser reemplazada, sus partes pueden ser cambiadas. Esta diferencia obliga a un enfoque antropocéntrico de la administración. Un enfoque que hoy no existe.
Empresas de entretenimiento han tenido una serie de fiascos financieros y malas experiencias. Disney tuvo un traspié con El Álamo. Sierra cerró sus puertas. Atari y EA fueron castigadas por Wall Street, y en el momento de dar declaraciones, se indicó que "el mercado ha estado teniendo un bajo desempeño". Estos comentarios suscitaron reacciones ácidas del público, donde se interpretaba que ahora el cliente es el que tiene bajo desempeño, y no la empresa o su gerencia. Es decir, el cliente se convierte en mal necesario, y no se está adaptando a las necesidades de la compañía. Esta visión sería la óptima hace 50 años, pero ya no. Estas compañías no habían sacado un producto decente en meses, y ello se reflejó en las ventas. Los clientes ya no consideran un privilegio hacer tratos con una empresa.
La muerte de la industria del entretenimiento generalmente viene precedida de un enfoque de administración maquinocéntrica, en un mundo de clientes que ya no consumen basura. El problema no es la falta de talento, sino la falta de oportunidades para que la gente talentosa se manifieste. El exceso de enfoque financiero en los proyectos de entretenimiento hace que el concepto de calidad quede relegado a un segundo plano. Muchas empresas buscan la manera de deshacerse del ser humano y colocar una máquina en su lugar. Es más fácil comprar un repuesto que tratar con personas. En la industria del arte, este enfoque demuestra ser la perdición financiera.
Pero aún queda la interrogante ¿puede reemplazarse el talento?
![]() ![]() Los robot producidos por Toyota , fueron creados con la intención de reemplazar el personal humano en plantas de producción |
Al menos no con una máquina. Hoy las máquinas son herramientas y no sustitutos. Hoy un teclado electrónico puede sonar igual que un piano, pero no es un piano. En un concierto, un teclado no tiene la misma presencia que un piano de cola. El acabado visual del arte digital es mucho más refinado que muchos trabajos a mano. Pero no es un sustituto del artista, sólo del pincel. Y para los coleccionistas, el arte digital tiene menos valor que las obras con pincel.
Las herramientas de animación digital permiten representar lo que antes era imposible. Sólo el imposible es reemplazado. ¿Quién puede decir si un Gollum se ve real o no? ¿Acaso existen los Gollum como para comparar? Los especialistas en efectos visuales sostienen que para que se vea real, debe ser real. Los efectos digitales son buenos para complementar, no para tener protagonismo visual.
El talento en arte digital se muestra cuando el efecto en computadora pasa inadvertido al observador. De allí que la película checoslovaca "Tmavomodrý Svet" (Dark Blue World) del director Jan Sverak, usara miniaturas en lugar de modelos digitales en las escenas de combate aéreo. La computadora aún no reemplaza ni siquiera a los modelos inanimados. Para reemplazar al músico hay que digitalizar todos los posibles sonidos de un instrumento y luego reproducir las características de interpretación asociadas a volumen y duración de las notas, incluyendo las muestras de sonido correctas. De lo contrario suena como la música de un robot. Las muestras de sonido de alta calidad y las herramientas para crear son muy caras, por lo que muchas veces no resulta costo-efectivo usar el medio digital en vez de músicos de verdad. La síntesis de sonidos aún no logra emular la realidad. Aún no se puede crear un cantante digital. No se puede imitar su modulación de voz.
Ni siquiera el reloj digital ha logrado desplazar completamente al reloj de manecillas.
La máquina cada vez tiene más problemas para desplazar al ser humano, conforme la complejidad de las tareas aumenta. El excesivo enfoque maquinocéntrico en lugar del antropocentrismo en la administración, deshumaniza a las personas. La deshumanización no reside en la máquina, sino en los individuos. Pero esta tendencia tiene visos de fracaso a futuro. La deshumanización en tiempos de la revolución industrial generó negocios. Hoy la deshumanización destruye negocios. El talento no puede ser desplazado aún. Y la inadecuada administración del talento es nociva para la economía y el bolsillo de las compañías.
El antropocentrismo, la humanización, parece ser la ruta para lograr mejores negocios. Volverse cada vez más humano parece ser rentable.
La gente tendrá que volverse más humana, si no por convicción, al menos por conveniencia.